Oskar Matzerath
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La ubicación es magnífica, ya que está justo a la salida de Baeza, de manera que uno duerme entre olivos pero puede ir caminando al centro (un paseo de 30 minutos).
El personal es muy agradable y servicial, y responde ante las incidencias (no nos funcionaba la tele y se nos rompió el cable de la ducha, ambas cosas nos las solucionaron rápidamente y con una sonrisa).
Las habitaciones agradables, con vistas al campo, un jardín y una familia de conejos, y el desayuno estupendo: tostadas, bizcocho, fruta, queso y, para quien le guste, bollería industrial variada.
Lo recomendamos sin duda, y cuando volvamos a Baeza repetiremos.