Nuria
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Ubicación: Muy buena. En el centro histórico, en una calle paralela a la plaza Marechal Leclerc y todos los restaurantes y comercios.
Hotel: edificio antiguo, bonito y muy bien mantenido. Sin embargo, la foto de la fachada que aparece en el anuncio es totalmente engañosa y está muy modificada. No hay una pequeña terraza con mesas, sillas y maceteros en el suelo y en lo alto, con plantas colgantes, todo eso es un invento. En la realidad sólo hay una acera estrecha y coches aparcados en ambos lados de la calle.
Aunque se anuncia que hay parking privado del hotel, esto no es cierto. Se aparca en la calle. Los lunes, por haber un mercado, es extremadamente difícil encontrar aparcamiento.
A pesar de lo que se ve en la foto de la fachada, no hay restaurante.
Habitación: reservamos una habitación doble. Pero era muy pequeña. Curiosamente con un cuarto de baño grande, del mismo tamaño que la propia habitación.
Mobiliario: Cama de matrimonio. Una única mesita de noche (ya que no caben 2) y la que hay mide 20cm de ancho. Un pequeñísimo escritorio (en el que solo cabe un ordenador portátil y poco más) y una silla. Armario con perchas (las perchas para faldas están rotas) y un único estante en lo alto. No hay sitio para guardar la maleta (la tuvimos que dejar en el lavabo).
En el escritorio se dispone de un hervidor de agua e infusiones (que tuvimos que poner en el suelo para que cupiera el portátil).
La ropa de cama estaba muy limpia. Pero el edredón es muy grueso para el mes de agosto. No hay más almohadas ni edredones extra disponibles.
Baño: Muy amplio y sin mobiliario. El lavamanos es muy estrecho, sin espacio para poner los artículos de higiene personal, solo cepillo y pasta dental. El espejo tiene un pequeño estante, pero está inclinado hacia delante, por lo que no se puede poner nada. 2 toallas de mano, 2 de ducha y una para el suelo. Jabón, gel de ducha y champú (aunque los botes estaban por la mitad o menos).
Nuestra habitación daba a la calle y era muy calurosa y ruidosa. Muy calurosa, ya que le da el sol directamente durante muchas horas y NO HAY aire acondicionado, solo un pequeño ventilador de torre. Por lo tanto, es obligado tener las ventanas abiertas, pero entonces entra muchísimo ruido del tráfico durante todo el día (desde las 5 AM) y parte de la noche (hasta las 12 o 1AM). El hotel está situado en la calle Louis Pons-Tande, con mucha circulación de tráfico: coches, camiones de basura, muchas furgonetas de reparto, etc.
Quizá en los meses de otoño e invierno no haya problema con el ruido, ya que las ventanas tienen un buen aislamiento, pero en los meses de calor no se puede descansar.
Desayuno: Bueno, pero poco variado. Está ya servido en la mesa y consta de: una cesta de bollería (croissants normales y de chocolate) y rodajas de pan (no hay tostadora), un paquetito individual de mantequilla y dos pequeños cuencos con dos sabores de mermelada, 1 yogur, 1 vaso de zumo, un termo con café (no hay descafeinado), una jarra de leche y diferents sobres de infusiones.
Servicio: nos atendió la dueña, Elena. Agradable y atenta. Habla ucraniano, ruso, inglés y francés.
Al marchar, el impuesto turístico lo tuvimos que pagar en efectivo (no aceptan tarjeta) y no tenían cambio.
En resumen, la relación calidad-precio no es buena (129€ por noche). No recomiendo este alojamiento.