Fernando Patacona
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La iglesia del Santísimo Cristo se levanta sobre el antiguo cerro de Somorrostro, un promontorio que fue un enclave estratégico durante varios siglos. En este mismo lugar debió levantarse un campamento que serviría para el abastecimiento de provisiones a la cercana ciudad de Portus Victoriae, la cual estaría ubicada cerca de la península de la Magdalena.
En el siglo XII, el rey Alfonso VIII dotó a la villa de Santander de la condición de fuero municipal en el año 1187. Esto supuso un importante desarrollo económico y social para la ciudad, haciendo que la pequeña iglesia monacal pasara a ser colegiata. A principios del siglo XIII comenzaron las obras de una nueva iglesia y del castillo, éste último fue derruido a finales del siglo XIX. A mediados del siglo XVIII la colegiata pasó a convertirse en catedral bajo el mandato del papa Benedicto XIV.
Externamente la catedral tiene una apariencia robusta y resistente más propia de una fortaleza que de una iglesia, con una torre-campanario alta y maciza.
La actual catedral, la iglesia alta, comenzó su construcción durante el siglo XVI. Está levantada sobre la iglesia del Cristo coincidiendo exactamente las plantas de los dos edificios con el fin de aumentar su estabilidad.
En la parte inferior está la iglesia del Cristo, la más antigua, levantada en el siglo XII sobre un antiguo monasterio. A ella se accede por una puerta situada bajo un pórtico con una galería de arcos apuntados. Es de estilo románico con tres naves rematadas por los ábsides, éstos últimos construidos en siglos posteriores y ya en estilo gótico. La iglesia se caracteriza por sus pilares anchos y robustos que sostienen a la iglesia superior, así como por la baja altura de sus techos abovedados con arcos de crucería. En una de las naves laterales de esta iglesia se pueden ver a través de un pavimento acristalado restos arqueológicos de época romana, probablemente de unas termas.
En esta iglesia se encuentran las tumbas de San Emeterio y San Celedonio, que fueron torturados y muertos a finales del siglo III durante el mandato del emperador Diocleciano. Los dos santos son los patronos de la ciudad de Santander.
En su interior cabe destacar la talla del Cristo crucificado en madera policromada situada en el altar mayor y la piedad en piedra que es una réplica de una talla del escultor Gregorio Fernández y que se encuentra en el museo nacional de Valladolid.
Una preciosa iglesia, sobria y sencilla, que impacta por su misticismo y que invita a la reflexión y la introspección. Visita muy recomendable.