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Casa Verdún siempre ha sido uno de mis lugares favoritos en Pontevedra. Tiene un ambiente muy agradable, con una decoración cuidada y una carta que combina tradición y originalidad de una forma muy acertada. He ido varias veces y, en general, siempre me he llevado una buena impresión, tanto por la calidad de la comida como por el entorno.
Dicho esto, en mis últimas visitas he notado que el servicio ha bajado un poquito en comparación con otras veces. Algunos detalles que antes marcaban la diferencia —como la rapidez en la atención o la cercanía del personal— se han perdido un poco. También ha habido pequeños despistes con los pedidos o tiempos de espera algo más largos de lo habitual. No es algo grave ni suficiente como para dejar de recomendar el lugar, pero sí algo a tener en cuenta.
Estoy convencido de que es algo puntual y fácilmente mejorable, porque el sitio tiene mucho encanto y sigue ofreciendo platos muy bien elaborados. Espero volver pronto y encontrar esa atención al detalle que tanto valoraba, porque Casa Verdún realmente tiene todo para seguir siendo un referente en la ciudad.
