Luis Calvo
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Enorme decepción !!!!!!!!!
Tuvo unos años dorados. Años 90 y primera mitad de los 2000. Allí celebraba siempre todos los cumpleaños, con su merluza, empanadas y tarta de Santiago inigualables. Tenía una calidad de 6 estrellas. Su punto de cocina, era extraordinario y verdaderamente era el top de los top, a pesar que la simpatía y humildad por aquel entonces, dejaba bastante que desear.
Hacía 4 años que no iba y ya las 2 últimas veces, se notó un bajón de calidad. La crisis de 2007, fue un punto de inflexión. La calidad de la merluza no era la misma, ni el café. La variedad del menú, se vio sensiblemente recortada
Quise volver y creer, atraído por algunos -no todos- comentarios positivos. Pero esta última de visita, francamente fue de chiste.
A pesar de ser el mes de Julio, llama poderosamente la atención que a la hora de la comida, sólo estuviéramos nosotros y una mesa que vino cuando nos marcábamos a las 14:45 h. Otros sitios, no ha sufrido tan severa carencia de clientes.
Llegamos a las 13:30 h. Nadie en el local. Pedazo de pelo en la mesa, a nuestra llegada.
En la página web salía una carta, hay un código QR para visualizar otra y el jefe de sala nos da una aún más reducida. 3 cartas diferentes y dándonos a entender que "esto es lo que hay"
Sólo una empanada y a las 13:30 h nos indica el camarero que hay que esperar media hora. Sólo tienen de lomo. No tienen tortilla y ya empiezo a pensar que más que comer a la carta es "un a ver qué tienen". Hubo que esperar, aunque la espera se hizo amena gracias al jefe de sala que le tengo que reconocer que me pareció un buen tipo, profesional y buena gente.
Empanada que se le notaba que faltaba aún por hacer. Pulpo a la Gallega, mejor que en otras ocasiones, pero no está a la altura de otros restaurantes Gallegos y no Gallegos.
En cuanto a la Merluza, la ajada tan brillante como la de antaño, pero la calidad de la misma seguía sin ser como la de antaño: Aquel medallón, gordo y jugoso.
La tarta de Santiago estaba bien, pero se le notaba que no estaba reciente.
Local muy acogedor y relajante, pero no volveré. El verlo tan vacío, la carta tan reducida, las experiencias y la bajada de calidad, han hecho perder mi credibilidad. Está en claro declive. No puedes presentarte en un local de categoría e ir "a ver qué tienen". Esto me parece, sinceramente, algo más que una crisis económica o sanitaria. No es normal. Quizás se terminaron las vacas gordas de las comidas de negocios, en un lugar que no tiene una ubicación o alguna otra razón que se me pase por alto.