Daniel
Yelp
Desde hace tiempo quería conocer este lugar porque todo el mundo hablaba maravillas del famoso Ceviche 105, y por fin me animé a ir al de Coral Gables, que dicen es uno de los más bonitos. La verdad es que desde que llegué entendí por qué tanta gente lo recomienda. No es solo un restaurante, es toda una experiencia.
Apenas entras te das cuenta de que el sitio está hecho para impresionar: tiene una decoración muy llamativa, moderna, con luces, cadenas doradas, esculturas y una atmósfera que mezcla lo elegante con lo artístico. Se nota que cuidan cada detalle, desde la música hasta cómo te recibe el personal. A mí me encantó porque se siente diferente a los restaurantes comunes; tiene ese toque de energía, como de noche especial. Eso sí, si vas buscando un lugar muy tranquilo para conversar, este no es el más silencioso --a veces la música está un poco alta--, pero a mí personalmente me encantó el ambiente.
La atención desde el principio fue muy buena. El chico que nos atendió fue súper amable, sabía explicarte todo el menú y te recomendaba opciones según lo que te gustara. Se notaba que conocía bien los platos, y eso me dio confianza. Nos ofreció empezar con el ceviche clásico, pero yo tenía ganas de probar varias cosas, así que pedimos la Trilogía de Ceviches, que fue un acierto total.
Los tres tipos estaban buenísimos: el tradicional, el que lleva ají amarillo y el de rocoto. Cada uno tenía su sabor particular, el pescado se sentía fresco, el limón en su punto, y la textura perfecta. No era uno de esos ceviches donde sientes que el pescado está seco o pasado; todo estaba balanceado. Me gustó mucho que la leche de tigre tuviera ese sabor fuerte y natural, no tan aguado como en otros sitios. De verdad, el ceviche fue de lo mejor de la noche.
Después pedimos un tacu tacu con lomo saltado, y aunque el sabor estaba buenísimo, sí tengo que decir que la carne estaba un poco más cocida de lo que me gusta. No estaba mala, pero me hubiera encantado que quedara más jugosa. Igual, la salsa tenía ese sabor peruano intenso, con ese toque salado-dulzón que se mezcla con el arroz, así que igual disfruté el plato. Las porciones son grandes, así que perfectamente se puede compartir si vas con alguien.
También probamos un risotto con salsa huancaína y camarones, que fue otro nivel. Cremoso, con un sabor fuerte y muy distinto, nada que ver con un risotto italiano tradicional. Aquí se siente el toque peruano mezclado con algo más moderno. Fue mi segundo favorito después del ceviche.
En cuanto a las bebidas, pedimos pisco sour y estaba fuertecito, pero en el buen sentido. Lo hacen con buena cantidad de pisco, no esos que saben a puro azúcar. Si te gusta lo cítrico y con un poquito de espuma, te va a encantar. También probamos un cóctel con maracuyá que estaba buenísimo.
El postre fue el clásico suspiro limeño. Es una bomba dulce, eso sí, pero riquísima. Si te gustan los postres con manjar y merengue, vale totalmente la pena pedirlo, aunque sea para compartir.
El servicio durante toda la noche fue muy atento, siempre pendientes de llenar el agua, preguntar si todo estaba bien, y lo hacían con buena actitud, no de manera forzada. Me dio la sensación de que el personal realmente disfruta trabajar ahí. La única parte un poco lenta fue cuando pedimos la cuenta, pero nada grave.
Sobre los precios, sí, no es un lugar barato. Para dos personas, con entrada, plato principal, bebida y postre, puede salirte entre $120 y $150 más o menos, dependiendo de lo que pidas. Pero sinceramente, por la calidad, el ambiente, el servicio y lo bien presentado que está todo, siento que vale la pena. No es un lugar para ir todos los días, pero sí para una ocasión especial, una cita o simplemente cuando te quieres dar un gustico.
Otra cosa que me gustó es que el restaurante queda en una zona muy bonita de Coral Gables. Se puede caminar por ahí antes o después de comer, y todo el ambiente alrededor también es elegante y seguro. Tienen valet parking, lo cual facilita bastante las cosas.
Si tuviera que resumir mi experiencia:
* La comida es deliciosa y con sabores auténticos, especialmente los ceviches y los platos con mariscos.
* El ambiente es vibrante, moderno y lleno de detalles visuales.
* El servicio es amable y profesional.
* El precio es un poco alto, pero coherente con el nivel del lugar.
Si tuviera que ponerle una nota, le daría un 9/10 sin dudarlo. Me encantó la experiencia completa, desde que llegué hasta que salí. Volvería sin pensarlo, especialmente por el ceviche y los cócteles.
Lo recomendaría totalmente si quieres sorprender a alguien, celebrar algo o simplemente darte una buena cena con sabor peruano, pero en un ambiente moderno y con clase.