Minerva G.R.
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No podría estar más encantada con este lugar. Igual no es para venir todos los días, pero cuando vienes te llevas una alegría enorme.
La comida en general buenísima, las vistas muy bonitas (recomiendo ir a la noche para cenar) y el ambiente es súper agradable. He venido ya algunas veces y ya tengo ganas de volver. Esta última vez vine con ganas de probar el arroz y la verdad es que fue un acierto enorme, ¡no puedo esperar a tener la oportunidad de probar los demás! Los calamares de entrante muy buenos, el rebozado estaba muy bien logrado. De lo único que tengo queja es del gazpacho que, sinceramente, me daba la sensación de que estaba como aguado y le faltaba sabor así que no lo recomiendo. El trato del personal muy atento y muy receptivos a tus peticiones (pedimos un cambio de mesa y nos lo concedieron sin problemas). Mayoritariamente fuimos atendidos por una chica a la que más tarde le preguntamos el nombre, Jennifer (disculpa si lo escribí mal), porque quedamos encantados tanto yo como mi pareja por su trato. También decidimos probar uno de sus cocktails y disfrutar de un gintonic después de la cena, lo cual fue un acierto para acabar de coronar la noche. Mi enhorabuena a este lugar.