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Con mucha ilusión, hice el 6 de febrero una reserva para 3 personas, a través de su página web, eligiendo el menú degustación Balbuena con maridaje. 100 euros por persona. Uno de los comensales llegó 20 minutos tarde, tuvo un problema y estuvimos esperándole, no sin antes pedir disculpas por la demora. Nos atendió un camarero muy amable, que entendió perfectamente la situación y le quitó importancia. Mientras esperábamos, vimos que el menú había subido 15 euros por persona, para estar seguras, lo consultamos al camarero, dando por hecho que esa subida no se nos podía aplicar, ya que cuando hicimos la reserva no tenía ese precio. Fue a cocina a preguntar, volvió diciendo que debíamos tener "un bono", no sabía de lo que me hablaba y le enseñé el mail de confirmación de la reserva con todos los datos. Volvió a preguntar en cocina y regresó insistiendo en el dichoso bono. Ya estábamos los 3 comensales, le volvimos a enseñar la reserva y ahí se dio cuenta de que no había ningún bono que pedir, simplemente la reserva estaba hecha y confirmada con un precio. De nuevo fue a cocina a informar y volvió diciendo que nos respetaban el precio "con el maridaje plata" (que tampoco se especificaba esto cuando hice la reserva), dijimos que sí y que lo único que queríamos era disfrutar el momento y punto. Todo esto se hizo de una forma muy educada por ambas partes, el camarero lo pasó mal por tanto lío. Respiramos hondo y esperamos el primer plato, intentando que se nos pasara el mal rollo que acabábamos de vivir Y NO PRECISAMENTE POR NUESTRA CULPA. No hubo ningún tipo de disculpa. Muy al contrario, cuando nos traen el primer plato, que como se puede ver en la carta, es Ostra gazpacho y salicornia, vemos que está la ostra, pero sin rastro de la esferificación de gazpacho ni de la espuma de salicornia. Nos la pusieron con una bolita de una crema verde (que no sé lo que era) y que no sabía a nada ni le decía nada a la ostra. Ahí empecé a preocuparme, una camarera nos preguntó y, siempre con mucha educación y respeto, le dije que me había faltado en el plato y que esperaba que no fuera ningún tipo de "represalia" por lo que había pasado al principio. Sonrió y no dijo nada más. A partir de ahí, si nos hubieran sorprendido en sabores el resto de los platos, todo lo demás hubiera carecido de importancia. Pero el menú entero estuvo falto de sabores, soso, presentación paupérrima y absolutamente planos. El postre se pudo salvar. Pagar ese precio por un menú y que no haya ningún plato que te sorprenda, es una pena para el comensal. Nos fuimos con la sensación de que todo fue una tomadura de pelo. Para no volver, y por supuesto, los amigos y amigas que iban a ir en un futuro, ya están informados. No me gusta nada escribir una reseña así, pero en lugares como este, es absolutamente necesario. Porque los que salimos perdiendo, somos los clientes, que vamos con la ilusión de tener una experiencia bonita y nos encontramos con todo lo contrario.