Alba Ferrero
Google
No merece salir en la guía Michelin, sinceramente… ni por la calidad del producto, ni por la elaboración y, mucho menos, por el trato. Para empezar, nos querían poner en una mesa al lado de la puerta en la que, finalmente, no sentaron a nadie porque era muy incómodo con el paso de la gente. Siguiendo con que la camarera ni nos explicó que solo tienen el menú que ella te dice de palabra, lo dedujimos porque solo nos dio la carta de vinos (después de pedírsela). Pedimos los platos que nos sonaron mejor, dentro de lo rápido que nos lo recitó. De entrantes para compartir: croquetas de gambas (sabían demasiado a harina, las gambas brillan por su ausencia) y pulpo a la brasa (escaso y acompañamiento básico para su precio). Principales: solomillo (buena pieza) acompañando de patatas (grasientas y tardías, ya que las trajeron cuando ya se había acabado el solomillo…) y rodaballo al horno (es una pena que con la pieza tb extraordinaria que era la camarera empezó a destrozarlo delante de nuestras narices. Estaba crudo y lo mandamos a cocina de nuevo. Cuando llegó a la mesa, volvió a destrozarlo aún más. No dábamos crédito del mal trato al producto. Adjunto foto del desastre). Los postres sin más…
Es un sitio al que no volveré y tampoco recomendaré. Un restaurante en el que no cuidan ni el trato al cliente ni al producto ni debería aparecer recomendado en ningún sitio y, mucho menos, en la guía Michelin.