Andrés Restrepo Jurado
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¿Quién les dio la recomendación Michelin? De verdad deberían revisarla, porque les falta mucho para estar a la altura.
Lo mejor de la experiencia fueron dos platos: la entrada de cortesía de tomate seco con queso (curiosamente, no está en la carta) y la ensaladilla con gambas. El resto de la comida carecía de personalidad y sabor.
El rodaballo estaba completamente soso. Las costillas de cerdo —un plato que rara vez decepciona— fueron una gran decepción: sin sabor, con una presentación muy pobre, un corte extraño lleno de grasa y mal montado. ¿Y lo peor? Pusieron los huesos que ellos mismos retiraron sobre el plato como si fuera decoración. Incomprensible.
El cordero llegó frío, lo que terminó de arruinar cualquier intento de disfrutarlo.
Las croquetas de berenjena con foie sabían únicamente a berenjena; el foie, si estaba, pasó completamente desapercibido.
Los scallops con helado de aguacate tenían potencial, pero ¿por qué ponerle azúcar al helado? Si ya es un plato experimental, un toque salado habría sido mucho más acertado.
En contraste, el servicio fue impecable: verdaderamente de 5 estrellas. Muy recomendado en ese aspecto.
El local, en cambio, deja mucho que desear. Falta gusto y estilo en la decoración.
En resumen: para estar en España, no volvería. Se come mejor en la taberna de la esquina.